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Boletín Culturín N° 29 – Albert Einstein

18 Abr

Quizás sea el físico más reconocido y menos conocido que vio el siglo XX. Su nombre resulta evidente para cualquiera que revise la historia del siglo pasado y, como pasa con los genios que por algún misterio sobrevuelan nuestras cotidianidades, también es el dueño de citas que nunca dijo y protagonista de situaciones en las que dudosamente tuvo injerencia.

La brevedad exigida al boletín me impide hablar de Albert Einstein con la extensión merecida. Podría mencionar la posible participación de Mileva Maric en la teoría de la relatividad y en el fenómeno fotoeléctrico (trabajo por el cual Einstein recibió el premio Nobel). También podría inclinarme por el movimiento browniano, el gato de Schrödinger (experimento que el físico austríaco planteó al mismo Einstein), el efecto EPR, su lucha por la paz y, a la vez, su participación en la bomba atómica; las cartas con Freud o, también, el rechazo al cargo de primer ministro de Israel. Para quienes disfrutan de las noticias rosas, el encuentro con Marilyn Monroe o su relación con Chaplin serían la delicia.

En los tiempos que se corren, la agenda social indica que debo hablar sobre Mileva como científica invisibilizada. Pero la agenda mundial y el aniversario del fallecimiento de Einstein el día 18 de abril me inclinan a abordar su participación en la segunda guerra mundial, lo que ocurrió en agosto de 1939, cuando redacta, junto a Szillard y a Teller, una carta para Roosevelt.

Las advertencias de la misiva eran claras: sabían que en el uranio existe el potencial para construir bombas nunca antes vistas en cuanto a su poder de destrucción y manifiestan la preocupación por el cese de ventas del metal procedente de las minas de Checoslovaquia, que se encontraban bajo el control de los nazis. 

Si bien asesoró a la marina y juntó fondos para la guerra, el ejército se negó a dejarlo participar en el proyecto Mahattan (que buscaba construir una bomba atómica) porque su firme convicción pacifista ponía en riesgo la seguridad de Estados Unidos. 

Según sus biógrafos, esta contradicción descansaba en un hecho clave: las consecuencias de que la Alemania nazi dominara la energía atómica ponía en jaque cualquier posición neutral. Mucho se dijo de que los alemanes estaban lejos de la bomba pero los años demostraron que Heisenberg (este héroe que pasó a la fama por el principio de incertidumbre y, sobre todo, por la serie Breaking Bad) había modificado deliberadamente los cálculos para sabotear el proyecto alemán, poniendo en riesgo su propia vida.

Aunque Einstein estaba presionado por el posible armado de la bomba de los alemanes, la detonación en Hiroshima lo marcó para siempre. La foto instantánea de Halsman que acompaña este boletín es de 1947 y refleja la tristeza de Einstein durante una conversación en la que hablaba del uso destructivo que se había hecho con sus teorías.

Para cerrar este boletín, traigo un texto que sí escribió y que muestra su profunda convicción pacifista. Cito, entonces, un fragmento de Con motivo de la conferencia del desarme del año 1932, muchos años antes de la invasión a Polonia:

“Considero el problema más importante del Estado, el proteger al individuo y ofrecerle la posibilidad de desenvolver su personalidad creadora.

El Estado debe ser nuestro servidor y nosotros de ninguna manera sus esclavos. El Estado viola este mandamiento al obligarnos, por la fuerza, a prestar servicio militar y bélico. Y esta situación, esta condición de esclavitud, sirve para exterminar a los hombres de otro Estado, o perjudicar su libre desarrollo, impidiéndoselo. […] ¿No es horrible, acaso, verse forzado por la generalidad a ejecutar actos que el individuo aislado considera como el crimen más abyecto?” 

Albert Einstein – Como Veo el Mundo.

 
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Publicado por en 18 abril, 2022 en Boletín Culturín

 

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